Ciencias Sociales

Colección de contenidos digitales para trabajar las efemérides de manera innovadora en la escuela primaria y la integración de las TIC en la planificación de las clases de Ciencias Sociales.

Bibloteca de Libros Digitales

En este sitio se podrá acceder a textos, manuales y libros de diversas disciplinas, categorizados por colección o serie. Los materiales están en formato PDF, para descargar o imprimir.

Encuentro en el Aula

Corresponde a una colección de contenidos digitales del Canal Encuentro para trabajar en el aula. El aula y la tecnología conectadas para la educación del presente.

Filosofía

¿Cómo vemos a los otros, qué pensamos sobre los otros y de qué modo la imagen determina y forma nuestra concepción sobre los otros y sobre nosotros mismos? Una colección de recursos digitales para analizar y poner en uso herramientas pedagógicas que potencien las capacidades reflexivas y creativas de los docentes a través de las TIC.

Catálogo NAP

Los materiales aparecen catalogados según el sistema educativo por año, disciplina o área curricular y por eje correspondiente a los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios (NAP).

Geografía

Una colección de contenidos educativos digitales para incorporar en el diseño de consignas que incorporan las TIC en la enseñanza de los contenidos disciplinares.

Historia

Una colección de materiales digitales para generar estrategias que posibiliten la integración de las TIC en la planificación de las clases de Ciencias Sociales y permitan innovar en las estrategias de enseñanza-aprendizaje a partir de la revisión de los enfoques pedagógicos.

domingo, 24 de febrero de 2019

Recuperar la escala humana 

Federico Lorenz 
24 de febrero de 2019

La vida virtual favorece la sensación de vivir en un presente permanente que destierra la idea de futuro y la posibilidad de incidir en él


El futuro ya llegó y somos nosotros. Esto ha sido así desde que cada generación, en un momento dado, reflexionó sobre su lugar en la historia. Cada época se creyó la última, la cima del desarrollo cultural. Sin embargo, cada vez que un grupo de arqueólogos desentierra los restos de un rey, de una cultura, nos muestra lo efímero de esa idea. Memento mori: "Recuerda morir", decían los antiguos. Tener presente nuestra finitud. Incorporar algo tan elemental y evidente como el paso del tiempo. Pero, también, una invitación a pensarnos históricamente; es decir, a situarnos en tiempo y espacio, las dos coordenadas básicas para sabernos parte de un proceso social. 

Somos humanos porque el tiempo pasa; porque habitamos este planeta en un momento y un lugar determinados, en relación con nuestros semejantes. Vivimos esa realidad a través de distintas lentes: ideológicas, religiosas, culturales. Así ha sido desde el comienzo de la hominización: habitamos un mundo a escala humana. Tal vez el paradigma iconográfico de esto sea el célebre Hombre de Vitruvio, realizado por Leonardo da Vinci a finales del siglo XV. Las proporciones ideales del cuerpo humano son también la escala que aplicamos a la realidad.

Pero la realidad del presente no es la de la Edad Moderna. Hoy, en un mundo globalizado e hiperconectado -una engañosa forma de comunidad-, esa escala humana esencial está amenazada. 

La escala humana es vital. Es una unidad de medida que se alimenta de la subjetividad para establecer los lazos sociales, reforzarlos, proyectarlos e imaginar un futuro, porque supone el reconocimiento del paso del tiempo: distingue pasado de presente, y presente del futuro. Preservarla es fundamental para recuperar la posibilidad de pensar políticamente en un mundo como el actual, que se pretende como el único posible, y en el que grandes avances conviven con crecientes desigualdades. 


Presente permanente 


La escala humana enfrenta dos enemigos formidables. El primero es el presentismo: la idea de que vivimos en un presente permanente. Si no hay fronteras temporales, si hay un solo momento histórico, está claro que reflexionar sobre el pasado es un lujo erudito e imaginar el futuro, un ejercicio inútil. 

¿Cómo llegamos a este estado de cosas? Desde la caída del Muro de Berlín, en 1989, el capitalismo en sus distintas formas se ha instalado como la única matriz de organización socioeconómica posible; el socialismo (por pensar en su mayor adversario ideológico) no ha elaborado una alternativa capaz de disputarle esa hegemonía. No hay alternativas, porque el futuro ya llegó. El desarrollo tecnológico ha profundizado la aparente velocidad de los cambios. De su mano, ha crecido la posverdad: el territorio donde importan más las opiniones asociadas a las preferencias, a los sentidos, que el argumento, la evidencia y la razón. El mundo de las noticias falsas dispersadas en segundos gracias a las redes. 

El presente permanente es el reino de la gloria efímera de la "visibilidad" y de la satisfacción inmediata: nada más funcional al mercado y al orden actual de cosas. Tanto el presentismo como la posverdad se ven favorecidos por el desarrollo de las redes, por el "instantaneísmo" de la Web. Allí nadie concentra su atención más de tres minutos; qué mejor que respuestas sencillas e instantáneas a los problemas complejos. La escala humana es lo opuesto: la diferenciación entre pasado, presente y futuro permite jerarquizar. 

El anacronismo es tan antipático como vital. Una persona que habita un mundo a escala temporal reflexiona: puede devolverle complejidad a la realidad para comprenderla y modificarla, haciendo algo tan elemental como establecer una relación de causa y efecto entre los hechos. Recuperar el tiempo es hacerse de un material cultural y político manejable, un instrumento del devenir y del hacer. 

Obviedades: las cosas llevan tiempo; escuchar demanda tiempo. Ponerse de acuerdo, también. Es a escala humana que comprendemos que el tiempo es helicoidal, que se despliega en círculos que se abren, que al ampliarse nos llevan al contacto con los demás. La posverdad y el presentismo, por el contrario, anulan esa dimensión y reducen a cada uno de nosotros a ser un punto en la trama de una red plana. 


Una épica necesaria 


Hay un primer lugar donde la escala humana es recuperable: en las aulas. Allí se encuentran las generaciones, allí es actuada la cultura; es un espacio legitimado socialmente. En el contexto actual, de exacerbación de intolerancias y desconfianzas, recuperar y alimentar algo tan elemental como la escala humana es revolucionario. Mientras deambulamos por el desierto de lo real, mientras aun a pesar nuestro incorporamos cada vez más tics del presentismo y la posverdad, tenemos la posibilidad de sentar las bases para que la escala humana vuelva a organizar nuestras acciones. Esa recuperación es la épica que necesitamos: la certeza de que la realidad es modificable resulta vital y encarna en personas de carne y hueso, abiertas a la escucha, a la interpelación, a la proyección. Son pequeños actos, pero épicos, porque el mercado encarnado en las redes ha reemplazado la idea de transformación por la de variedad. 

No se trata de proponer un ludismo bobo, sino más bien de resguardar aquello que nos constituye como personas: la escala humana. La posibilidad de pensar históricamente, que es siempre un ejercicio intelectual de tipo político que precede, acompaña y sucede al actuar. 

El presentismo es la negación de esta condición. Transforma en estructurales muchas situaciones de profunda injusticia, y naturaliza la convivencia de elementos que en teoría deberían ser incompatibles. Por ejemplo, la democracia con la exclusión. Alcanza con modificar nuestra foto de perfil con un color alusivo a alguna reivindicación para estar del lado de los justos. En el presente, la arena política es la Web; las formas de expresarse son los likes, la representatividad deviene de la cantidad de seguidores, la verdad se puede construir como si de una aplicación se tratara. 

Si antes la resistencia al paso del tiempo pasaba por lo material, el capitalismo virtual ha superado este problema: las imágenes circulan y se reproducen más allá de cualquier erosión. No así los cuerpos, los seres humanos. Memento mori. Así como la erosión del tiempo es visible en las huellas materiales del pasado, el presentismo erosiona el tiempo no vivido: el futuro, la esperanza, al instalar el presente como una situación inmutable. Peor aún, como un orden de cosas deseado, al alcance de un clic. 


Pereza mental 


¿Hemos encontrado un techo? ¿Está todo dado? La confusión de lo verdadero y lo falso, la posverdad, tiende a fortalecer esta sensación. El acceso a una aparente e ilimitada cantidad de información hace que las verdades sobreabunden, pero esto favorece la pereza mental: no creo lo que es verificable (en realidad no me tomo el trabajo de ver si lo es), sino lo que me gusta. 

Las personas han aprendido a desconfiar de los medios, lo que es saludable, pero en el proceso también han resignado potencialmente la posibilidad de distinguir lo que es verdadero de lo que no lo es. 

El tiempo y su paso generan incomodidad. Invitan a arriesgarse a explorar los límites de lo conocido, como aquellos exploradores que dibujaban los mapas del mundo a medida que lo recorrían. Dibujo el mapa porque he visto, he recorridohe experimentado. He vivido. 
Reponer la escala humana es rescatar la idea misma de futuro. Es el primer paso, y para darlo debemos estar alertas y escapar al síndrome de Estocolmo de la posverdad. Intercambiar, dialogar, cuestionar, ampliar, son tareas que requieren tiempo. La tarea esencial, la del momento, es la recuperación del tiempo para pensar las cosas: la escala en la cual la realidad es manejable, pensable y aprehensible. La dimensión de las cosas en la cual nos reconocemos artífices de nuestra propia historia, en primera instancia, a partir de la escucha y el diálogo. también atrajeron nuevos conversos.

https://www.lanacion.com.ar/2222217-recuperar-la-escala-humanaensayo

miércoles, 10 de enero de 2018

El día que nacieron los Derechos Humanos. Artículo de la Revista Anfibia

Compartimos un artículo de la Revista Anfibia acerca del nacimiento de los Derechos Humanos a fines del siglo XVIII..


Los valores y principios que guiaron a la comunidad internacional e impulsaron el nacimiento de los derechos humanos están en retroceso, escribe Santiago Canton. En este ensayo recuerda cuál fue el origen de este ideario y reflexiona sobre la necesidad de recuperar esos ideales. 

“Los negros son cosas, como cualquier propiedad. Tirar un negro al mar es lo mismo que tirar un caballo”. El viceministro de Justicia de la Corona Británica, John Lee, no sabía que al escribir su decisión sobre la masacre en el buque esclavo Zong, un 29 de noviembre de 1781, estaba ayudando a construir uno de los hitos más importantes en la historia de la humanidad: el movimiento universal de derechos humanos. 



Hace 236 años el buque de esclavos Zong, partió de Accra, Ghana rumbo a Jamaica. A bordo iban 442 esclavos. El capitán del barco, Luke Collingwood, era médico de profesión. Para navegar un barco esclavo podía ser más importante ser médico que navegante. Después de todo, un médico era más idóneo para asegurar que los esclavos elegidos, hombres o mujeres, fueran -debido a sus condiciones físicas- los de mayor valor mercantil. 

Poco más de tres meses de haber partido de la costa africana, y cuando ya escaseaba el agua potable, la tripulación del Zong divisó la isla de Jamaica a solo 50 kilómetros. El lado médico de Collingwood creyó que se trataba de la isla La Española, y continuó el viaje alejándose de su destino. 

La alarmante falta de agua potable garantizaba la muerte inminente de los esclavos y la pérdida de toda la carga. Como el seguro contratado por el Zong, no cubría la pérdida por muerte natural de los esclavos, el Capitán decidió arrojar al mar Caribe a gran parte de los esclavos, para poder por lo menos cobrar el seguro. Haciendo mal uso del adagio “mujeres y niños primero”, comenzó precisamente tirando a 54 mujeres y niños, porque tenían menor valor comercial que los hombres. Luego continuó arrojando a 78 hombres, y se calcula que unos diez esclavos saltaron por la borda en solidaridad con sus hermanos. Transcurridos tres días, 142 esclavos habían sido tirados al mar. 

Cuando la noticia de la masacre llegó a oídos del activista inglés contra la esclavitud, Granville Sharp, comenzaron a desencadenarse una serie de acciones a lo largo de décadas, que crearon y sentaron las bases del accionar del movimiento de derechos humanos en el mundo entero y que continúan en la actualidad. Veamos algunas de ellas.




En primer lugar, y con el objetivo de concientizar a la sociedad, visibilizar la gravedad de la esclavitud y buscar justicia para las víctimas, envió cartas a líderes religiosos, sociales y políticos, y se presentó ante la justicia como una especie de querellante en la causa por el reclamo a la compañía de seguros. 

Se hicieron “posters” para graficar cómo los esclavos eran amontonados y encadenados dentro del Zong. Josiah Wedgewood, principal productor y diseñador de la porcelana inglesa y habitué de los ricos y famosos londinenses, diseñó un broche con la figura de un esclavo arrodillado y encadenado, con la inscripción ¿No soy hombre y hermano? Siendo Wedgewood uno de los creadores del marketing moderno, ese diseño se transformó en la imagen de la lucha contra la esclavitud, y los broches comenzaron a ser usados por las mujeres en las reuniones de la aristocracia victoriana. 

Se creó una ONG para luchar contra la esclavitud y que, con nombre distinto, continúa activa hoy en día, siendo la ONG internacional de DD.HH. más antigua del mundo: Anti-Slavery International. 

En ocasión del Congreso de Viena en 1814, el principal activista contra la esclavitud viajó al Congreso para hacer “lobby” y logró que la declaración final diera un fuerte impulso a la abolición. 

El esfuerzo de los activistas fue significativo para el desarrollo del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. En cierta manera, los primeros tribunales internacionales de derechos humanos, fueron las Comisiones Mixtas surgidas de tratados entre varios países, y establecidas en Freetown, Luanda, Cabo de Buena Esperanza, Boa Vista, Rio de Janeiro, Surinam, Spanish Town, Habana y Nueva York, que en total denunciaron a alrededor de 600 buques esclavos y liberaron a aproximadamente a 80.000 personas. 

Luego de haber leído sobre la historia del Zong, uno de los principales pintores ingleses, William Turner, pintó “El Buque Esclavo” que es considerada una de sus grandes obras y fue presentada por primera vez en una conferencia contra la esclavitud para que sea vista por el Príncipe Albert, consorte de la corona inglesa. 




Pero las consecuencias para los derechos humanos por la masacre del Zong no se quedaron en el ámbito de la esclavitud también se extendieron al movimiento feminista. En momentos en que las mujeres tenían muy poco espacio político en la sociedad, obtuvieron un espacio importante en el movimiento abolicionista, y posteriormente usaron esas mismas estrategias para dar comienzo a la lucha por el voto femenino. 

El movimiento abolicionista finalmente logró ponerle punto final a la legalidad de la esclavitud, y continúa, al día de hoy denunciando internacionalmente las formas modernas de esclavitud que lamentablemente continúan azotando a millones de personas. 

De los 442 esclavos que subieron en Accra, entre muertos por las condiciones inhumanas dentro del Zong y los asesinados por el Capitán, sólo 208 llegaron a Black River, Jamaica, para las vísperas de la Navidad de 1781. 

Ses evidente que el asesino Luke Collingwood no fue ni buen médico ni buen capitán, pero su criminalidad logró una especie de serendipia que impulsó la creación del movimiento internacional de derechos humanos, que día a día protege a millones de personas en todo el mundo. 

Los esclavos muertos en el Zong y los pioneros contra la esclavitud han dejado un legado en la lucha por los derechos humanos que continúa teniendo la misma o más importancia que hace 236 años. Solo basta mencionar los recientes casos de genocidio de los Rohygna en Myanmar, hasta donde viajó el Papa Francisco; o los esclavos recientemente vendidos en Siria; o los millones de migrantes que diariamente son condenados por la sociedad, sólo por huir de una muerte segura o por querer tener una vida digna; o el calentamiento global que nos condena a un futuro cercano de hambre y violencia para comprender la enorme importancia que continua teniendo el movimiento internacional de derechos humanos. 

En el errático mundo de hoy, donde los valores y principios que guiaron a la comunidad internacional e impulsaron el nacimiento de los derechos humanos están en retroceso, se hace más necesario que nunca trabajar de manera estratégica, coordinada y sistemática para recuperar esos ideales y construir un mundo más justo. 

http://www.revistaanfibia.com/ensayo/el-dia-que-nacieron-los-derechos-humanos/

lunes, 16 de octubre de 2017

Ingenioso método de un profesor para enseñar Historia se volvió viral


Puede ser útil.

ESPAÑA

El ingenioso método de un profesor para enseñar Historia que se volvió viral 

Su objetivo fue familiarizar a los jóvenes con el lenguaje del medioevo. La idea gustó tanto que sus alumnos la quieren repetir con otro periodo histórico..




Los profesores de Historia pueden contar la Edad Media de muchas formas. La de Juan Naranjo, profesor español de 34 años que en seña en el instituto Las Lagunas, en en Málaga, es una de las más originales. 

“El docente abrió un grupo de WhatsApp para familiarizar a los jóvenes con el lenguaje del medioevo. Entonces se le ocurrió llamar el grupo así: “Península Ibérica: Alta Edad Media”. 

“Dios mío, los bárbaros no nos dejan en paz. Este 'grupo' es demasiado grande, va a haber que dividirlo en dos". Ese fue el primer mensaje que lanzó Imperio Romano. Y así los siguientes mensajes que leyeron con atención 25 alumnos de 13 años que están aprendiendo Historia. 

El docente compartió el mensaje en su cuenta de Twitter y rápidamente despertó una ola de retuits en las redes sociales por lo creativo y novedoso.Los alumnos, organizados en ocho grupos, asumían el rol de cada civilización. 







"La Edad Media es muy difícil de estudiar incluso para los adultos. Fue una época muy conflictiva y con mucho movimiento. Te puedes aprender los pueblos, pero las relaciones entre ellos cuestan más. Este grupo de WhatsApp es un resumen sencillo", dijo Naranjo al portal verne.elpais.com. 

La idea del profesor era poder traducir el lenguaje del medioevo a un lenguaje con el que sus alumnos estén familiarizados. Los jóvenes se quedaron tan contentos con la experiencia que le dijeron que les gustaría repetir el mismo proceso con otro período histórico. Naranjo tiene una gran relación con las redes sociales. En su canal de youtube tiene un perfil con 1600 suscriptores, Juanito Libritos, donde habla sobre literatura y otros temas. 




En apenas tres días, su publicación ya suma más de 15.000 retuits, 22.300 “me gusta”. Muchos otros profesores aplaudieron su idea y aseguraron que intentarán copiarla en sus aulas."Me parece una cosa asombrosa que un asunto educativo, un mero trabajo de clase de unos niños investigando y aprendiendo, se haya puesto de moda en Internet. Cuando en el recreo subí los pantallazos fue una explosión. Tuve que poner el teléfono en modo avión porque me quedaban tres horas de clase y no paraba de recibir mensajes en Twitter", sostuvo el dodente a Diario Sur. 

https://www.minutouno.com/notas/3044892-el-ingenioso-metodo-un-profesor-ensenar-historia-que-se-volvio-viral

lunes, 18 de septiembre de 2017

Profe, tengo una pregunta. Por Manuel Becerra. Revista Anfibia

A propósito del tratamiento en las aulas sobre la desaparición de Santiago Maldonado.


“No somos los docentes subversivos quienes metemos a Maldonado con fórceps en el aula, sino el mismo Estado el que nos pide que busquemos las formas de trabajar esos contenidos”, escribe Manuel Becerra, maestro de Historia. La desaparición de Santiago Maldonado se discutió en muchas escuelas argentinas, incluso a pedido de los mismos estudiantes. Los docentes fueron acusados de “adoctrinar”. El peor pecado, escribe el autor, es subestimar a los pibes: creer que son frasquitos de cristal que se pueden rellenar con emulsiones de malicia. 

El miércoles 30 de agosto empecé la clase de Historia en 4° año con menos tiempo del habitual. La profe de Literatura me había pedido una de mis dos horas porque quería terminar de ver una película, de modo que solo me quedaban 40 minutos. En ese tiempo una tenía que hacer un repaso velocísimo –imposible, banal– de las políticas sociales del peronismo.

—Saquen la fotocopia, vamos a mirar rápido las páginas 67 y 68. 

Los alumnos manipulaban constituciones nacionales, las apartaban, las guardaban. 

—¿Tienen prueba de Derecho hoy?
 —Sí —contestaron. 

Así que un par de minutos después de encarar el trabajo para un lado, y con pocos minutos por delante, decidí darles una mano y mirar algunas cosas que, pensé, les podrían resultar útiles para la prueba. 

—Esperen hagamos una cosa: agarren sus constituciones y busquen el artículo 14 bis. Guadalupe, léelo en voz alta.
 —“El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes…” —empezó a leer Guadalupe. La iba frenando para hacer algunas puntualizaciones—. “…participación en las ganancias de las empresas…”. 
 —Quedémonos ahí. 



Empezamos un debate acerca del significado de este fragmento, del contexto político de la sanción de la reforma constitucional de 1949 y del de su anulación en 1957, de su soslayo a pesar de ser un derecho constitucional. La charla fue derivando hacia la inconsistencia entre la letra de la ley y su cumplimiento efectivo. 


—Profe, ¿vio el video que salió sobre lo de Santiago Maldonado? —preguntó María V.  
—No. A ver, busquen el artículo 75, inciso 17. Sabrina, léelo. Y Sabrina arrancó. —“Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar… la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan”.
 —Frená ahí. 

Quienes no son docentes ni alumnos desconocen la cotidianidad de los vínculos que construimos todos los días en las aulas. Esto impide reconocer algunas de sus lógicas de funcionamiento: un docente puede planificar hasta el más imperceptible de los detalles de una clase, seleccionar cuidadosamente los contenidos, materiales y consignas a desarrollar. Puede haber tomado todas las precauciones que nos enseñaron en el profesorado para reducir al mínimo el vacío o la falta de tiempo. Pero la clase, como toda aplicación real de un diseño imaginado, se topa con variables de incertidumbre. 

En el aula, esos elementos disruptivos, muchas veces, tienen que ver con un tejido social desgarrado y sus efectos –pibes llorando, golpeados, violentos, pibas embarazadas a los 13–, con la falta de infraestructura –faltó el único profe que tiene llave del armario donde está el proyector– y otros aspectos macro. Pero por fuera de las guadañas de la alienación que acechan al trabajo docente, hay una variable de incertidumbre que, por el contrario, es la más virtuosa de todas: la pregunta de los pibes. 

Más aún: no cualquier pregunta sino la que funciona de punta del iceberg, de Aleph borgeano de inquietudes solapadas que se han ido configurando lentamente en la subjetividad de los pibes. Y por alguna razón, la desaparición de Santiago Maldonado funcionó así.

El acto educativo es una obra que no trata sobre los docentes. Los protagonistas del cuento son los chicos y las chicas que van adquiriendo esa rutina repetitiva de asistir a clase a un horario determinado para esperar todos los días más o menos lo mismo. En ese hábito que se extiende por 14 años de forma diaria y obligatoria es que está el más brutal de los adoctrinamientos, en todo caso, y no en lo que diga un docente. 

Pero decíamos: los protagonistas son ellos. La desaparición de Santiago Maldonado, y su rebote social y mediático, permiten trabajar desde ese caso cuestiones relacionadas a los Derechos Humanos, la propiedad de la tierra, los latifundios, los derechos de los pueblos originarios, el concepto de desaparición forzada, la vigencia de la ley, las relaciones de fuerzas entre el Estado y los empresarios, entre una infinidad de etcéteras que figuran no en una sino en varias materias de cualquier Diseño Curricular –esto es, la definición concreta de contenidos– de las escuelas argentinas. Por su parte, los marcos pedagógicos de toda la normativa educativa vigente impulsan la formación de sujetos críticos, solidarios, comprometidos con el sistema democrático, con herramientas para analizar su comunidad, su país y su mundo. 

Dicho de otro modo: no somos docentes subversivos –por usar una categoría que parece haber recobrado vigencia– quienes metemos a Maldonado con fórceps en el aula, sino el mismo Estado el que nos pide que busquemos las formas de trabajar esos contenidos. Y este caso logró la materia prima, la piedra filosofal del acto educativo: alumnas y alumnos preguntando: ¿Dónde está Santiago Maldonado? 

¿Cómo desaprovechar la oportunidad de tener a los pibes inquietos por un tema para trabajar los mismos contenidos que nos indica la ley? 




En escenarios de intenso debate político puede ser normal pasar, en el aula, de lo planificado al emergente en apenas 15 minutos. Políticas sociales del peronismo, reforma constitucional de 1949, Santiago Maldonado. Sin escalas. Porque así, con espasmos e intensidad, es como se marca la agenda en la coyuntura política argentina del siglo XXI. 

Ante eso, CTERA –la confederación de sindicatos docentes más importante del país– elaboró un cuadernillo de materiales para abordar la desaparición de Santiago Maldonado en las aulas. Algunos docentes decidieron tomar esas sugerencias, se detectaron esas actividades áulicas y sobrevino el escándalo: “Adoctrinamiento”. Hordas de indignados virtuales –y no tanto– compartiendo modelos de notas para negarnos a los docentes mencionar, frente a sus hijos, el nombre ardiente -porque quema, porque deja en evidencia, porque falta- de Santiago Maldonado. 

Directoras y rectores desatados prohibiendo, de palabra, mencionar el nombre maldito del desaparecido. El remedio, para ellos y ellas, pareció conjurar el ensordecedor grito por su aparición por medio del silencio. Justo en la escuela: el lugar de las preguntas, de los gritos en el recreo, de las voces que susurran y ríen. Justo en el siglo XXI: donde aunque un docente no lo nombre en el aula las pintadas están, los videos circulan en las redes, los news bussinessmen agreden mapuches en su circo salvaje de los domingos a la noche. Justo en la era de la ubicuidad y la sobreinformación, la reacción inmediata fue imponer el silencio. 

A la posmodernidad, al posfordismo, al postodo se le puede pedir cualquier cosa, menos silencio. 

Taparles la boca a los pibes sólo les genera más ganas de gritar.




Sospecho que hay una idea medio espectral sobrevolando la indignación de moda. Más allá de la evidente demonización que el gobierno ha hecho de los docentes –mafiosos, mercenarios, millonarios, faltadores–, los materiales de CTERA, la reacción –obvia– de los docentes de trabajar el tema en las aulas y la salvaje condena biliar que se desató parecen tener un hilo conductor. Tal vez sea la idea de que la publicación de materiales, por parte de un sindicato, implica que los afiliados al mismo vamos a salir acríticamente, como un ejército de caminantes blancos, cuadernillo en mano, a conquistar las aulas. Nuestras armas serían una retórica implacable que lava cerebros al instante, como un toque Midas que resetea las subjetividades que los pibes construyeron durante años y años, para derramar la cicuta: el nombre maldito del desaparecido. 

Por otra parte, los sindicatos tienen todo el derecho de publicar los materiales que deseen de forma inconsulta, en el marco de la libertad de expresión. Otro escenario es que sus afiliados, o docentes no afiliados, decidan usar esos materiales en clase. Como afiliado a un sindicato enmarcado dentro de CTERA, opté por no hacerlo (y me reservo, en este caso, las razones). Ni siquiera me sugirieron utilizarlos. Es más: no conozco de primera mano a nadie que lo haya hecho (pero, naturalmente, mi universo es muy limitado). 

Las sugerencias didácticas que pueda elaborar un gremio no son –de ninguna manera– de cumplimiento obligatorio: sí lo son, en cambio, las indicaciones de los Diseños Curriculares y las leyes educativas vigentes. Y sólo el Estado tiene esa potestad, que es indelegable.  


—Ustedes no lo van a creer, pero hay una campaña mediática feroz para que no estemos hablando de esto en este momento, que dice que la escuela debe ser apolítica y esto es adoctrinamiento. 

Los pibes, las pibas, soltaron el mate y los bizcochitos en el banco, dejaron de mirarse una mancha en la remera de Boca, apartaron los ojos del celular con carcasa de brillantina, y me miraron incrédulos. Enseguida siguieron bufas e indignaciones. No les entraba en la cabeza las razones de esa condena. 

Ellos fueron paridos con el cambio de siglo, transcurrieron casi toda su vida bajo el kirchnerismo. Nacieron en una Argentina feroz, pero con una institucionalidad democrática cuya legitimidad nadie pone seriamente en duda. 



Tal vez estas alumnas y alumnos, que han vivido toda su vida y transitarán toda su educación en una democracia sin amenazas, sepan perfectamente que todo lo humano es político. El peor pecado, siempre, es subestimarlos: creer que son frasquitos de cristal que se pueden rellenar con emulsiones de malicia. No: ellos entienden mucho mejor que la mayoría de los adultos lo que pasa adentro de un aula. 

Un día, ojalá, van a gobernar. Entretanto, exijámosle al gobierno la aparición de Santiago Maldonado. 

En el errático mundo de hoy, donde los valores y principios que guiaron a la comunidad internacional e impulsaron el nacimiento de los derechos humanos están en retroceso, se hace más necesario que nunca trabajar de manera estratégica, coordinada y sistemática para recuperar esos ideales y construir un mundo más justo. 

http://revistaanfibia.com/cronica/profe-tengo-una-pregunta/

El Maestro quemado. Revista Anfibia

Compartimos un artículo de Manuel Becerra en relación a la trabajo docente diario.


Es afuera del aula, y no adentro, donde acecha la alienación docente. En el burócrata que le pide otra planilla de Excel al profesor, en el ministro que los llama "vagos", en la exclusión que se mete en la sangre del alumno en forma de falopa. Lo artesanal de la docencia pasa por transitar la cornisa entre el acto educativo y las variables que le "queman la cabeza" al maestro. Y aunque las fábulas románticas sobre la escuela mienten, es el cariño por el trabajo escolar lo que hace un diferencial decisivo en la enseñanza. 

Carmen adivina lo que le va a contestar la Secretaria. Con más de 30 años de aula encima sabe decodificar las inflexiones de la voz y los gestos mínimos de quienes pueblan las escuelas. 

—Del Ministerio negaron la licencia porque dicen que el congreso ése no está auspiciado por el gobierno de la provincia. 
 —Pero es en España, Nora. Es un congreso sobre pedagogía y ciencias sociales y me invitaron especialmente, qué van a saber ellos del gobierno de la provincia.
 —No te queda otra que tomarte una licencia por asuntos personales… pero vas a perder presentismo y días. Fijate lo que te conviene. 
 —Y, tengo un doctorado en Didáctica de la Geografía y me invitaron especialmente a exponer… mirá si me lo voy a perder porque estos tipos solamente saben estampar sellos y bochar expedientes. Pasame un “Asuntos personales”. 

Carmen salió de Secretaría para macerar su derrota burocrática en Sala de Profesores. A las diez y media de la mañana en general no solía haber nadie, así que pudo digerirla tranquila. No fue tan doloroso: ella ya lo sabía de antes. Sabe con qué bueyes ara. Hace más de 30 años sabe con qué bueyes ara. 




El sistema educativo es una trituradora de subjetividades. Todas las expectativas que le ponemos al momento en que vamos a entrar al aula por primera vez se van cortando a cuchillo y entrando en una línea de montaje que, como en la película The Wall, terminan cayendo en una picadora de carne. Con el tiempo los docentes vamos aceptando lo que pasa dentro de las escuelas –no dentro de las aulas sino en los pasillos, en sala de profesores, en las idas y vueltas al ministerio– como una verdad inmutable y única. Nos cruzamos con gente que no tiene ganas de estar ahí, porque se las han extirpado con el bisturí de una rutina burocrático-política que desintegra, como un ácido corrosivo, todo deseo. 

Soy un docente del Bicentenario: empecé a dar clases en junio de 2010 en segundo y en cuarto años de la secundaria. Llevo siete años como profesor en escuelas públicas porteñas. Mis alumnos forman parte de generaciones pauperizadas por los cimbronazos económico-sociales de la historia reciente: familias que, cada tantos años, parecen ser sujetadas de los pelos y ahogadas en la miseria.

¿Qué buscamos quienes trabajamos como docentes? ¿Una entrada estable de dinero? ¿Transformar la realidad? ¿O escapar de ella? La convivencia, prolongada en los años, entre personas con perfiles profesionales y pedagógicos dispares nos transforma en esponjas de un sistema implícito de normas y valores que conforman la dinámica escolar. 

En rigor, un pequeño porcentaje de esos códigos tienen un asidero jurídico real: el resto son tradiciones, gestos, miradas, que anulan o habilitan espacios para la tarea. En los recreos, en las horas libres y en los tiempos muertos aparecen entre los adultos los conflictos, las explicaciones, los chismes, los boicots. Y, de vez en cuando, aparecen personas con las que elegimos trabajar porque compartimos criterios. Y, muy de vez en cuando, la magia de un encuentro mirándose a los ojos y laburando con objetivos y metas comunes y transformadoras. Pero siempre a modo de excepción, a la que algunos queremos aferrarnos con todo el cuerpo y con toda el alma. Eso: aferrarse a la excepción. 

Aceptamos, acomodándonos a la rutina, que no se nos reconozca el trabajo innovador o la investigación pedagógica en pos de alguna absurda y obsoleta resolución ministerial firmada vaya a saber en qué pasado remoto. Como le pasó a Carmen. Aceptamos que los cambios de gobierno vengan acompañados de recetas mágicas para arreglar todos los problemas educativos en dos semanas, para lo cual –¡oh, sorpresa!– la responsabilidad recae íntegramente en nosotros. Vemos pasar ministros, gobernadores, presidentes, que hablan de la importancia central, estratégica y decisiva de la educación para el desarrollo del país, pero cuando tenemos que negociar salarios nos atacan con las chicanas de la mediocridad, la vagancia, la inutilidad, la obsolescencia y, finalmente, la reemplazabilidad. 


Algunos gobiernos, algunos funcionarios, han entendido mejor que otros la complejidad de trabajar como docente dentro del sistema educativo. Pero han pasado. Y si vuelven, también volverán a pasar. Y nosotros seguiremos allí, rondando el busto de Sarmiento que nos clava su mirada petrificada en la euforia decimonónica y su mandato ejemplar mientras para nosotros, en pleno siglo XXI de Netflix, reggaetón y violencia, pasan los años. Pero, como me dijo una docente a punto de jubilarse cuando entré a trabajar: “Yo todos los años tengo uno más, pero ellos siempre tienen 13”. Bienvenidos a la escuela: te aliena o te transforma. 

En los profesorados no se enseña el más siniestro de los contenidos ocultos de la carrera docente: aprender a gambetear el burn out. Estar quemado es una especie de necrosis emocional o psíquica que sobreviene cuando los emergentes de la escuela nos exceden. Los encuentros y desencuentros entre docentes están atravesados por el drama social, la falta de infraestructura, los salarios bajos, el desdén ministerial y gubernamental –o patronal, en las privadas–, la carga burocrática siempre tendiente al infinito, la necesidad de afecto de pibes sueltos por la vida sin lograr enganchar un pasamanos del cual agarrarse. El aglutinante del trabajo en la escuela es casi siempre un líquido pegajoso compuesto exclusivamente por miserias. 

Y eso sólo se aprende en la trinchera. 

—Dice Gabriel que no te va a tomar de nuevo, que ya te dio demasiadas oportunidades y que vos faltaste un montón, y así no se puede aprender. Y que no te va a aprobar por aprobar. 

A Estefi se le llenaron los ojos de lágrimas –otra vez– porque el profesor de Educación Cívica nunca quiso entender que ella faltó porque fue mamá y tuvo que cuidar a su bebé que nació prematuro y estuvo internado un mes. No la dejaba entrar al aula con el nene y le puso una sanción cuando amagó con darle la teta durante su hora. Ningún otro docente le hacía tanta historia, el resto más o menos entendía la situación. Estefi tragó saliva y lágrimas: si había algún consuelo era que Gabriel no tenía un problema personal, porque a la mayoría de sus compañeros le inventó alguna excusa medio irracional para no terminar de cerrar nunca las notas. Nadie del curso podía seguirle el ritmo: no entendían sus consignas, ni qué era lo que evaluaba, porque constantemente cambiaba las reglas. Así que Estefi se fue para el aula donde estaba Verónica, la profe de Biología. Le costaba mucho esa materia, pero Verónica siempre había sido clara y concreta con el trabajo que se hacía. 

—Mirá Estefi, a mí me parece que en lo que me entregaste a algunas respuestas les falta un poco de desarrollo.

Estefi quedó de nuevo al borde del llanto. En el aula, llena de grafitis de añares, hacía un calor insoportable: a fines de febrero el único ventilador que funcionaba estaba agonizando. Las paletas giraban en forma decorativa: no tiraban nada de aire. 

—Igual yo te vi hacer un esfuerzo enorme, y la verdad que no puedo dejar de valorar eso. Vos por ahí no terminaste de cerrar los contenidos de Biología, pero sí avanzaste desde el punto de partida. Además fuiste mamá y aprender a manejar los tiempos de crianza con las obligaciones es un esfuerzo enorme. Aprobaste. 

Estefi alzó a su bebé, que estaba ya transpirado y cansado de estar en el aula con ese calor, y dejó que una sonrisa enorme le transformara la cara. Había pasado de año. 

Las fábulas románticas sobre la escuela mienten. Ni los docentes somos héroes ni todos los pibes terminan sus trayectorias educativas habiendo aprendido cosas decisivas para su vida. Sin embargo, de esos relatos inspiradores y revolucionarios que todos hemos leído en el profesorado –la contraseña es “Paulo Freire”– emerge un sustrato de verdad. Es la variable crítica del acto educativo: la docencia es un trabajo que tiene sus pilares en un vínculo afectivo. Cuanto más clara, respetuosa y sanamente se tienda ese puente que implica –además– una relación de poder, las condiciones para educar serán más favorables. Dicho de otro modo: si en algo Freire la pegó era que con cariño por la tarea el trabajo escolar se hace con un diferencial decisivo. 




El aula tiene su propio microclima, más predecible que el universo adulto. Como los pibes tienen, siempre, la misma edad, a medida que pasan los años uno va aprendiendo cosas del panorama mental y psicológico de los chicos y adolescentes. Con buena voluntad, incluso los peores emergentes –un pibe que no se quiere enmarcar, una clase atravesada por tensiones vinculares irremontables, una situación de violencia– forman parte del universo de lo posible. A diferencia de la alienación que recorre con su corset las mentes docentes para asifixiarlas, en el aula el foco está puesto en el conocimiento, en los objetivos que uno se plantea, en las preguntas de los alumnos. En sus dificultades y sus aportes al proceso de aprendizaje. Ahí está el núcleo, lo verdadero, lo importante: en la enseñanza. 

En la clase está el centro de la galaxia educativa. La clase es una relación entre sujetos, alrededor de un campo de conocimiento, atravesado por estrategias didácticas en función de definiciones político-pedagógicas. Es una relación de poder, donde el docente debe ganarse ese lugar en función de aquel vínculo afectivo. Todo lo demás es coyuntura, es circunstancia: el contexto socioeconómico del país, las lógicas burocráticas ministeriales, la biología micropolítica institucional de cada escuela. Es entonces cuando, mirando desde fuera del aula, nos acecha la alienación docente –nuestra Parca personal– transubstanciada en ese compañero que nos psicopatea con mecanismos perversos, en ese burócrata que nos pide otra planilla Excel más, en ese ministro que nos llama “vagos”, en esa exclusión social que hace ruido en la panza de los pibes o que se les metió en la sangre en forma de falopa. ¿Pero está la Parca realmente fuera del aula? 

Lo artesanal de la docencia pasa por transitar la cornisa entre el acto educativo y las variables alienantes. El desafío entonces está en plantarse como un patovica brutal en la puerta para impedir que todo lo que perturba el laburo entre al aula. Algunas pocas veces se puede; la (enorme) mayoría de las veces no. Y ante eso sobreviene la frustración de no haber podido, de permitir que la lava de la exclusión social nos bañara en medio de la clase, desollándonos. Sin embargo, tal vez incluso en esas circunstancias fallidas, los pibes aprendieron algo. 

Lo más oculto, lo extraordinario, es que lo que realmente aprenden los alumnos son cosas que los docentes hacemos de forma inconsciente. Aprenden más de nuestros actos, de nuestras actitudes frente a las cosas que compartimos en esas pocas horas en que nos cruzamos por día, que de los contenidos de las clases. Aprenden de los gestos, de los cuerpos, de las inflexiones de la voz, de las broncas y las alegrías. La epifanía de descubrir eso nos asoma a la cornisa: no basta con preparar eficientemente una clase para asegurarnos que hubo un avance en el proceso de aprendizaje. Somos ejemplo todo el tiempo, nos miran más de lo que nos escuchan. Y eso nos deja a la intemperie de una mirada constante, curiosa, que busca una referencia. 

No hay guita que pague una mirada de respeto, cariño, admiración y reconocimiento. Porque, en tiempos de un capitalismo global incierto –de consumo, de violencia, de instantaneidad–, esas cuatro palabras –sobre todo en el marco de la escuela– parecen ser categorías obsoletas y perimidas. 

De un tiempo a esta parte, ex alumnos y ex alumnas comenzaron a comentarme, a algunos compañeros y compañeras y a mí, que en su paso por el colegio donde trabajamos ellos habían aprendido a defender sus derechos. Si bien lo hemos trabajado en clase, no estoy seguro de fuera un foco académico demasiado relevante. Lo aprendieron al vernos transitar la escuela, relacionarnos con nuestros propios compañeros y con el gobierno. Y que hayan aprendido eso significa que nosotros, de alguna manera, logramos comunicarlo sin palabras. Más aún: logramos enseñarlo sin palabras. 
Tal vez porque, simplemente, defender nuestros derechos es nuestra forma de vivir. Tal vez porque se enseña como se vive. 

http://revistaanfibia.com/cronica/el-maestro-quemado/

domingo, 17 de septiembre de 2017

17 de septiembre. Día del Profesor

En este tiempo, nos acordamos una y otra vez de esta película. Hoy nos deseamos Feliz Día como una expresión de deseo y esperanza más que como una realidad. Porque está en nosotrxs enfrentar la adversidad y encontrar un camino, reiteramos queridos colegas con más fuerza que nunca, ¡¡FELIZ DÍA!!


                                                                  Marcela y Luis

La lengua de las mariposas. Escenas pedagógicas.


jueves, 3 de agosto de 2017

Elecciones PASO 2017. Recortes periodísticos y videos explicativos

Compartimos algunos enlaces útiles para trabajar las elecciones PASO en clase.


¿Qué se vota?

17 de Abril de 2017


Elecciones 2017: ¿qué se vota y qué pone en juego cada espacio? 


A menos de cinco meses de la primera contienda electoral de Cambiemos como gobierno, El País Digital hace un repaso por los datos más relevantes de las primarias de agosto y las generales de octubre.


Las PASO se instituyeron en el año 2009 dentro de la Reforma Política que contenía la Ley 26.571, conocida como “Ley de democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral”. 

Se pusieron en práctica por primera vez en el proceso eleccionario nacional del año 2011 y estipulan principalmente la obligatoriedad para todos los partidos políticos de seleccionar a sus candidatos para cargos electivos mediante elecciones primarias, en todo el territorio nacional, en un solo acto electivo, con voto secreto y obligatorio, inclusive en los casos que se presentase una lista única. 

La ley establece que para presentarse y competir en una elección general las listas de candidatos deberán superar el 1,5% de votos válidos en las PASO en su distrito y en la categoría correspondiente. En el caso de la fórmula presidencial se computará el 1,5% sobre los votos validos emitidos en todo el país. 

Hay que tener en cuenta que a diferencia de las elecciones generales, las PASO contabilizan los resultados en base a los votos válidos, esto es decir, incluidos los votos en blanco. Esta característica particular restringe en cierta medida a los partidos más chicos el acceso a las generales ya que amplía la base de votos necesarios para superar la barrera legal del 1,5%. 



Todas las listas electorales que superen las PASO podrán presentarse el 22 de octubre en las generales. Estas elecciones son menos restrictivas que las primarias ya que para el cómputo de resultados solo se toman en cuenta los votos afirmativos, es decir, no se incluyen a los votos en blanco. Esto genera que los partidos chicos que compitan tengan una mayor posibilidad de acceder a los cargos electivos en juego. 

Una vez escrutados los votos y obtenidos los resultados de la elección, las bancas –o escaños– en la Cámara de Diputados de la Nación, una buena parte de las legislaturas provinciales y de la CABA se asignarán mediante una fórmula proporcional conocida como Formula D'Hondt

El método D'Hondt de asignación es proporcional en el sentido que es muy eficaz reflejando los resultados de la voluntad popular al momento de conformar los cuerpos legislativos y se aplicará para la confirmación de la Cámara de Diputados. Sin embargo, hay otros aspectos del sistema electoral argentino que conspiran contra la proporcionalidad y terminan siendo más preponderantes que la fórmula de asignación de escaños. 

Para el cálculo se toman la cantidad de votos que obtiene cada partido y se divide por la cantidad de bancas a asignar. 



Por otro lado, los senadores nacionales se asignan por mayoría simple: el partido con más votos obtiene dos bancas y el segundo partido obtiene la tercera. Al no reflejar eficazmente las proporciones de la voluntad popular, el Senado nacional pone en pie de igualdad a las provincias sin tener en cuenta el tamaño de su población, lo que la transforma en una cámara verdaderamente federal

¿Qué se elige en octubre a nivel nacional? 


Tal como se establece en la Constitución Nacional, este año se renovará la mitad de los diputados nacionales y un tercio de los senadores nacionales. Se elegirán en total 127 diputados y 24 senadores en los siguientes distritos: 



Todas las provincias eligen diputados nacionales y en ocho se eligen senadores. Sin embargo, es más relevante políticamente observar las bancas que cada partido político pone en juego en octubre. La renovación dispar de cada una de las cámaras se suma a la distinta duración de los mandatos –en el Senado es de seis años y en Diputados de cuatro–, por lo tanto se ponen en juego bancas provenientes de distintas elecciones. 



El interbloque Cambiemos, formado principalmente por el PRO y la UCR, ponen en juego 41 bancas, casi la mitad de sus diputados, debido a que renuevan los elegidos en octubre de 2013. Respecto de las provincias más importantes, ocho pertenecen a la Ciudad de Buenos Aires, cinco a Santa Fe, cuatro a Buenos Aires y cuatro a Córdoba. 

El PRO como partido solo renueva un tercio de su fuerza legislativa en la cámara baja (14 de 42) por lo que es de esperar que amplíe dicha cantidad tras las elecciones. La situación más delicada es la de la UCR, que pone en juego 22 de sus 36 diputados, casi dos tercios de su bancada

Cambiemos también corre con la ventaja de renovar solo 4 bancas en la provincia de Buenos Aires, menos del 10% de sus bancas en juego, lo cual da margen de ampliar su representación legislativa. Las claves para el oficialismo serán lograr mayor autonomía y poder de negociación, la especulación es llegar a alrededor de cien legisladores tras las elecciones y así depender en menor medida de acuerdos legislativos con la oposición. 

Distinta es la situación del Frente para la Victoria y del Frente Renovador. El FpV renueva el 44% de su bancada, proporción similar a la de Cambiemos. Sin embargo 10 de los 32 diputados que pone en juego son de la provincia, lo que obliga a obtener un muy buen resultado en territorio bonaerense para mantener la composición legislativa

El massismo tiene motivos para preocuparse: el interbloque Frente Renovador – UNA pone en juego el 54% de su bancada legislativa y 11 de los 20 que renuevan provienen de la provincia de Buenos Aires. Para la fuerza conducida por Sergio Massa, terminan los mandatos de los legisladores que fueron producto de la muy buena elección del año 2013 en provincia; sin embargo, se encuentra actualmente tercero entre dos fuerzas políticas que intentan llevar la elección a la polarización. Si lo logran, sería el peor escenario para los renovadores. 



En la cámara alta la situación es mucho más clara: el 58% de las bancas en juego pertenecen al Frente para la Victoria, que corre grave riesgo de perder la mayoría legislativa. La elección de senadores se producirá en ocho provincias: Buenos Aires, Jujuy, La Rioja, Misiones, San Juan, San Luis, Formosa y Santa Cruz. 

El FpV renueva 14 de sus 36 bancas obtenidas por la arrasadora victoria de 2011. Necesita salir victorioso en Buenos Aires y en al menos seis provincias más para no perder representación, algo que a primera vista parece extremadamente complicado, dado que solo gobierna en dos de las ocho, en la Rioja y Santa Cruz. 

Cambiemos tiene todo dado para ampliar el número de senadores; sin embargo, no va a poder alcanzar la mayoría propia ni siquiera ganando los ocho distritos en juego. Necesita al menos sumar siete bancas para dejar al oficialismo por sobre un tercio de la cámara y al igual que en Diputados la estrategia será ganar en autonomía y poder de negociación. 

El oficialismo gobierna tanto en Buenos Aires como en Jujuy y puede aspirar a llevarse las cuatro bancas correspondientes a La Rioja y Santa Cruz. Las provincias de Formosa y San Luis parecen por el momento infranqueables para fuerzas políticas no peronistas, la aspiración del Gobierno sería ir por la banca de minoría en ambos distritos. 



Los ocho principales distritos del país en conjunto explican alrededor del 76% del padrón nacional. La provincia de Buenos Aires, la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Entre Ríos, Chaco y Tucumán suman entre ellos 19 millones de electores

Tanto Cambiemos, el peronismo, como el Frente Renovador deberán apuntalar sus campañas en dichas provincias si desean mostrar buenos resultados a nivel nacional en octubre. 

Sin dudas, para Cambiemos será de vital importancia consolidar en los próximos meses las mesas provinciales, la prioridad absoluta para el oficialismo será mantener la provincia de Buenos Aires. Con el 37% del padrón electoral, será la madre de todas las batallas y aportará diputados y senadores a la elección

En orden de prioridad el oficialismo deberá también mantener la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lo que a pesar de la indefinición de Martin Lousteau a priori no parece revestir peligro para el oficialismo. 

En segundo orden, la alianza Cambiemos deberá repetir una buena performance en la provincia de Córdoba y lograr que el radicalismo muestre buenos números en Santa Fe, sea con José Corral encabezando o con otro candidato. El listado de prioridades electorales se completa con Mendoza, Entre Ríos, Chaco y Tucumán. 

https://www.elpaisdigital.com.ar/contenido/elecciones-2017-qu-se-vota-y-qu-pone-en-juego-cada-espacio/7158


Sistema electoral


¿Cómo se vota?



Voto a los 16


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